La arquitectura sin servidor es un modelo informático cada vez más popular que permite a las empresas descargar la gestión y el mantenimiento de sus servidores y otros componentes críticos de la infraestructura. Las arquitecturas sin servidor, como AWS Lambda, Azure Functions y Google Cloud Functions, permiten a las empresas centrarse en desarrollar rápidamente nuevas aplicaciones o mejorar las existentes sin preocuparse por la infraestructura de servidor subyacente. En este artículo, exploraremos las características clave de este estilo arquitectónico.

La arquitectura sin servidor es una tendencia emergente en la computación en nube que ofrece varias ventajas sobre los sistemas tradicionales basados en servidor. Los sistemas sin servidor se componen de funciones que se activan por eventos, en lugar de ejecutarse constantemente. Esto los hace más escalables y eficientes, ya que los servidores pueden apagarse cuando no se necesitan. Las arquitecturas sin servidor también tienden a ser más rentables, ya que los usuarios sólo pagan por el tiempo que sus funciones están en funcionamiento.

Aunque los entornos sin servidor presentan muchas ventajas, hay algunos posibles inconvenientes que hay que tener en cuenta antes de hacer el cambio. Este artículo es un gran complemento del anterior sobre microservicios arquitectura.

Paradigma de arquitectura sin servidor

Una arquitectura sin servidor es una aplicación que se ejecuta en una infraestructura dinámica, lo que significa que puede ampliarse o reducirse rápidamente para adaptarse a los cambios en la demanda. Las arquitecturas sin servidor se basan en código que se ejecuta en servidores de terceros, lo que se conoce como funciones como servicio (FaaS). AWS Lambda es el proveedor más conocido de FaaS, pero otros proveedores como Google, Azure e IBM también tienen soluciones sólidas.

Con la informática sin servidor, se elimina la necesidad de gestionar servidores a largo plazo y los costes de configuración de infraestructuras, y las empresas pueden centrar sus recursos en el desarrollo en lugar de tener que pagar gastos generales por hardware físico o máquinas virtuales basadas en la nube. Este tipo de informática recibe su nombre del hecho de que las empresas o particulares que utilizan este sistema no tienen que procurarse, alquilar o establecer máquinas virtuales (bare metal) para su código backend. (Para ser francos, creemos que el término "Serverless" es bastante engañoso).

La principal ventaja de la arquitectura sin servidor es ahorro de costes. Con el modelo de pago por uso, las empresas pagan siempre que el proceso se ejecuta y el código está en marcha, en lugar de máquinas virtuales preaprovisionadas.

Por no mencionar que un Serverless de calidad también reduce el tiempo perdido en configuraciones y tareas de mantenimiento. Este cambio ofrece a sus desarrolladores de software más oportunidades para crear servicios innovadores. Además, adquieren la capacidad de supervisar el código de producción con poco esfuerzo. Ahora su personal de operaciones puede centrarse menos en salvar la distancia entre las operaciones y el desarrollo (un objetivo de las prácticas DevOps) e invertir ese tiempo extra en hacer que las implantaciones sean más fáciles que nunca.

Gráficamente, podemos resumirlo todo del siguiente modo;

Por un lado, no sería necesario el mantenimiento de Infra y todos los esfuerzos podrían dedicarse al desarrollo lógico. Parece una situación ideal, pero conviene tener en cuenta algunos puntos clave antes de tomar decisiones precipitadas:

  1. Costes ocultos: Una posible desventaja de las aplicaciones sin servidor es que dependen en gran medida de las llamadas a la API, lo que puede resultar costoso. Otro posible problema es el aumento del uso de la red para enviar datos de un lado a otro, lo que también puede resultar caro.
  2. Mantenimiento: Una arquitectura FaaS (Microservicios) puede ser beneficiosa, pero también significa que cada pieza de software debe comunicarse con las demás. Esto suele conllevar un aumento de los costes de mantenimiento.
  3. Dependencia: Una arquitectura sin servidor podría ser más rentable, pero está limitada a trabajar con un único proveedor de nube (mover datos entre diferentes nubes puede ser costoso). Dependiendo de la situación, esto podría suponer un gran riesgo desde el punto de vista operativo.
  4. Pruebas y depuración: Todos conocemos el cuento de hadas; Los entornos de pruebas/preproductivos son una copia de los entornos productivos. Bueno, resulta que esto significaría que para fines de prueba, toda la arquitectura FaaS debe ser perfectamente clonada en todos los entornos de prueba, que rara vez es el caso para hacer QA/UATs adecuados.

Encontrar la mejor ruta

Pero, ¿cómo puede decidir si las arquitecturas sin servidor y de microservicios encajan bien en su organización? Hay varios factores clave en los que debe pensar antes de tomar cualquier decisión arquitectónica fundamental;

  1. Garantía de calidad: Si quieres que tu código tenga un buen rendimiento, es necesario evaluar la calidad del mismo. Si el rendimiento en las VM no es bueno, FaaS se ralentizará enormemente.
  2. Caso práctico de aplicación: Antes de trasladar una aplicación o infraestructura a una plataforma sin servidor, asegúrate de realizar un análisis de casos de uso. Esto le ayudará a comprender qué recursos son críticos y deben aprovisionarse previamente.
  3. Proyecto Servicio Utilización: Es importante calcular el número de veces que se llamará a una API por solicitud, así como el coste de cada una de ellas. Sin esta información, los gastos relacionados con el mantenimiento pueden descontrolarse rápidamente.
  4. Red: Si la mayor parte del gasto de su aplicación es en redes y transferencia de datos, serverless no le ahorrará dinero.
  5. Comparar diferentes proveedores sin servidor: Compara siempre la relación calidad-precio de cualquier proveedor de FaaS, como harías con cualquier otra cosa.

Conclusiones

En BIT Technologies creemos que la transición a una arquitectura sin servidor puede ahorrarle tiempo y dinero. Como con cualquier decisión importante, es crucial analizar los posibles beneficios e inconvenientes antes de realizar un cambio. Esto se aplica específicamente al análisis de costes y a la eficiencia operativa.

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